martes, 26 de agosto de 2008

OTRA MAÑANA DE GALGOS

Tio Einar y yo, a menudo cruzamos nuestras inquietudes y rescatamos nuestra infancia con mucha frecuencia .Unos de los puntos que nos acercó a mirarnos con un TU TAMBIÉN?, fue coincidir en nuestra perspectiva de estrategia de ataque de zombies en casa mientras dormimos (los dos supimos ver que podríamos huir corriendo, mientras nuestros hermanos ubicados más cerca de la puerta, eran heroicamente devorados para salvar nuestras cobardes y transparentes almas) y otra de ellas, era intercambiar recuerdos sobre esas mañanas de domingo en el canódromo. Entrar en este coliseum de la decadencia, era descubrir un submundo nuevo con códigos y guiños extraños. Mi impaciente impresión por ver correr a estos canes tan imposibles de ver callejeando, se quedó eclipsada con ese precipitado trasiego de jubilados envalentonados, hombres enjutos con elegantes sombreros y unos de mis primeros encuentros con personas asimétricas. Estos encuentros con morfologías asimétricas, se ha repetido de forma esporádica en mis incursiones a mundos donde la supervivencia premia sobre la apariencia. La megafonía chirriaba mensajes imposibles, y en las taquillas la velocidad del expendedor se agudizaba con el rostro de aparente control de mi padre. Altramuces, chochos, cigarrillos sueltos, dientes de oro y mi preocupación de haber accedido a ponerme esa camisa tan incómoda que me rasca el cuello, y esos pantalones de tergal con rodilleras que tantas veces juré no ponerme, y ahora serían objeto de miradas de algún chulo de autos de choque en horas libres o algún nieto del tío Cosme con ganas de restregarme su impopular ascendencia. Y entre empujones, zonas ocupadas o marcadas por probables suertes y trapicheos, empieza la carrera. Primero la mía por alzarme esos centímetros que me faltaban, y entre nucas y algún sobaco rancio, la de esos galgos desesperados que en sus dilatadas venas circulaba sangre de dioses egipcios y fieles acompañantes de grandes reyes en sus tronos y cacerías y que ahora buscaban su liebre falsa. Falsas como las promesas iluminaban por unos minutos, las caras de todos esos quijotes asimétricos en busca de esa fortuna que nunca les hará ricos, pero que por unos instantes, tampoco serán esa liebre que huye de otros perros, algunos con malas pulgas algunos con rabia.
Malos tiempos corrían para las protectoras de animales.
Hace poco, por casualidad y curiosidad, tuve la oportunidad de fotografiar el final de esa carrera. Supongo que a todos os sonará.

La liebre ya no corre. Corren otros tiempos.





Supersonic-Man

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde aquí animo a ciertos fanzinerosos que asistieron días antes al cierre del canódromo que nos cuenten su experiencia.

Algún día explicaremos con más detalles nuestra estrategia anti-zombies.

Tio Einar y yo llevábamos meses preparando esta entrada, al final han sido dos.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho la distinción entre altramuces y chochos.Tambien ver esos camiones carcel, que estaban en lo más recóndito de mi archivo de imágenes. Curioso como conectamos con recuerdos, olores y cierta melancolía nostálgica a traves de una simple imagen.

¿Alguien se anima a escribir algo sobre el Circo?
¡¡¡Se abre la veda de la "nostalgicmagic"!!!:)))

Anónimo dijo...

¿Os acordais del olor de los plastidecores? ¿Y del sabor de la plastilina?

Anónimo dijo...

A mi me costó entender que las gomas de nata no se llamaban así por su sabor, ni que no se comían.
De aqui poco empieza el curso escolar, a mi por eso de ser el mayor solía estrenar estuche nuevo y alomejor reciclaba algún libro de algún amiguito más mayor que yo, por un lado daba pena y palo que se acabase las vacaciones, pero la vuelta al cachondeo siempre era una esperanza jejejeje...(así me vá)

Anónimo dijo...

Qué buena esta descripción y oh esas fotos! ¿Tú estabas Supersonic? ¿No hay ninguna otra fémina por aquí a la que llevaran a ver carreras de galgos por aquí? Ay...eso explica tantas cosas!
Tengo muchos recuerdos pero hay uno que siempre me viene a la memoria y es que de muy pequeña me perdí en el canódromo, entre las colas de gente y el bullicio...Qué mal rato pasé entre tanta gente y ruido!

pd: eso de las personas asimétricas me ha dejado bastante pensativa...ya le dedicarás algún post algún día, espero :)

Anónimo dijo...

Si, las fotos la pude hacer yo mismo, lo dicho, casualidad y curiosidad.

Te perdiste en el canódromo??
Eso puede ser peor que quedarte atrapado en el túnel del tren de la bruja, otro tema a desarrollar.

Anónimo dijo...

No sufras Sylvia, no fuiste la única fémina, yo también tuve experiencias infantiles, también…aunque las mías se limitaron a unas cuantas ocasiones coincidentes con comidas familiares, cuando mis tíos de las Canarias o Zaragoza venían a visitarnos y después del café y la copa se les ocurría hacer una visitilla al que había en la Diagonal…qué extraña la idea de ir a un sitio a apostar por un animalillo que se dedicaba a correr engañadísimo detrás de una liebre, ésta tan irreal que nunca comprendí que se le llamara liebre, pero bueno, cosas de niños, supongo…Ya de mayor, mi primera y última experiencia fue sólo uno o dos días antes de que desvalijaran el último canódromo (sí, el de las fotos que hizo Supersonic)...me despedí con un suspiro…y Barcelona perdió solera, verdad?...¿cuantas cosas nos tocará recordar cuando seamos viejos?

Anónimo dijo...

Recordaremos que teníamos un blog en el que hablábamos de galgos, rinocerontes y músicos extraños.
Espero que nos internen a todos en el mismo asilo, para no depender de las futuras tecnologías y echar la partidica juntos.

Anónimo dijo...

"Perdida en el canódromo", suena a título de cuento o relato...
Ya que he llegado a una edad respetable sin ser mordido por ningún zombie (y algunos lo han intentado) debe ser que nuestra tecnica, simplemente, funciona.

el.desastre dijo...

Nunca dejaréis de sorprenderme. Este par de posts me ha despertado muchos recuerdos. Durante mi niñez y adolescencia iba todos los días a un gimnasio que estaba al lado, así que todos los dias pasaba por delante. Era parte del paisaje de mis recuerdos. Alguna vez mi padre me llevaba dentro, pero casi nunca apostabamos.

Encontrar a más gente que tenga esos mismos recuerdos (y mejores), me alegra muchisimo.

Muchas gracias por recuperarlo.

syl dijo...

Gracias, enero, de verdad, gracias xD Me siento mucho mejor xD

Tío einar: efectivamente, relato pero de terror...no cuento más!

Anónimo dijo...

Bienvenido el.desastre. Nos ha sorprendido comprobar cuantos recuerdos hemos rascado con el entrañable tema de los galgos, de verdad. Existen muchos rinconcitos en nuestros recuerdos que nos conectan más de lo que nos imaginamos.
Bender, otro de nuestros héroes.

Anónimo dijo...

¡Matar humanos! ¡Bienvenido el.desantre!

el.desastre dijo...

Gracias por la bienvenida, pero no se merecen. Soy lector vuestro desde hace más tiempo (buscar un post sobre Mirrormask). Vuestro blog está en mi netvibes desde hace mucho. Pero os leo en la sombra... ;-)

[Y si, hay que acabar con toda la humanidad. Mientras tanto, voy a buscar unas robo-pilinguis]

Anónimo dijo...

En Castellón no habían galgos pero, atención, fui al circo de Teresa Raval !!! Insuperable, ¿a que sí? Lo de guardar un grato recuerdo al respecto ...