sábado, 23 de agosto de 2008

ILUSTRES ILUSTRADORES

Rinoceronte de Durero






















EL HOMBRE QUE SOÑÓ UN RINOCERONTE
Resulta que una vez a un Sultán de una tierra muy lejana (pongamos la India) envió un curioso y nada habitual (no en 1515) animal al rey Emanuel I de Portugal: un rinoceronte. El rinoceronte era una bestia fantástica de la altura de los unicornios (de hecho se cree que de este animal parte la creencia mitológica en los unicornios) y dragones, desconocida totalmente en Europa. Llegó a Belem. Belem estaba en proceso de construir su emblemática y preciosa torre, y la llegada del unicornio se narró en ella. La noticia del animal despertó la curiosidad en Europa y hasta el rey de Francia, Francisco I y su esposa lo querían ver. En los puertos de Francia e Italia se esperaba la llegada del animal con cierta expectación, pues el rey de Portugal decidió regalar al animal al Papa León X.
Hay quien afirma el animal cayó al agua durante las maniobras de descarga en el puerto de Lisboa y se ahogó. Otros señalan que el rey de Portugal hizo enfrentar al rinoceronte con uno de sus elefantes, recordando lo que Plinio el Viejo había escrito en su “Historia Naturalis”, a saber, que estos dos animales eran grandes enemigos. Éstos últimos afirman que el rey de Francia vio el animal en el puerto de Marsella, y que el barco se hundió antes de llegar a Italia...
Tras grandes trabajos, el rinoceronte, muerto, fue recuperado y disecado, dada la expectación que el mismo había provocado en toda la ciudad de Lisboa y en toda Europa.
Durero que estaba siempre atento a las novedades y los objetos o animales traídos de otras tierras llegó a recorrer días de camino para dibujar una ballena o una morsa. El caso del rinoceronte, por tanto, le resultaba aún más extraordinario por tratarse de una bestia de increíble fuerza y agresividad. Al morir la bestia, sólo pudo recurrir a bocetos y descripciones del animal.
Y este es el punto fascinante, de esta historia fascinante, del hombre que pintó un rinoceronte sin llegar a verlo jamás y cuya reproducción se conservó como la más fiable a cerca del animal hasta el siglo XVIII, pese a los toques de leyenda como la chapa de armadura que cubre su cuerpo, el gorjal en la garganta, la coraza de pecho, el pequeño cuerno en su grupa y las piernas escamadas.
Y esa fue la concepción que durante mucho tiempo se tendría de cómo es ser un rinoceronte. A veces pienso que ya no es posible soñar como se hacía entonces.
(Fragmento extraído de: dsespera2.blogspot.com)
PAPISH

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo una obra de Juan Eslava Galán que se llama En Busca del Unicornio donde narra las desventuras de Juan de Olid en busca de los milagrosos poderes del cuerno del Unicornio, en este caso un rinoceronte, para aliviar la impotencia del entonces rey Enrique IV. Ficción, historia y humor en una obra que algún día volveré a recuperar.

Anónimo dijo...

La buscaré para leerla yo tambien, (la historia no el remedio contra la impotencia) digo.:))