MÁS SOBRE LA ESPUPIDEZ

Esta mañana escuchando las noticias entre Laportas, presupuestos del estado y crisis, me llegó una noticia curiosa, que no insólita, sobre unas manchas blancas encontradas en el agua de las playas del litoral barcelonés. Tras prohibir el baño en dichas playas, las autoridades informaron que las manchas no afectaban a la salud del bañista, ya que sólo, repito, sólo se trataban de vertidos industriales. Esta rocambolesca afirmación, me hizo recordar las famosas y cómicas imágenes de Fraga sumergiéndose como un cachalote viejo en el Monte Palomares para quitar hierro al asunto sobre su posible contaminación radiactiva.

Como todos sabemos, el baño le dotó de una incomprensible longevidad, pero su lozana “figura” quedó gravemente afectada hasta extremos que nunca hubiese imaginado ni George Romero. El caso es que don Manuel, hombre tradicional y costumbrista nacido en tiempos de Ramses II, no andaba muy desencaminado por aquel entonces, ya que el tema de la radioactividad no siempre fue tan impopular como ahora y esto me hizo recordar una publicación francesa que descubrí hace tiempo.

1930, el matrimonio Curie había descubierto el Radio y en EEUU y Alemania la industria empezó a comercializar sucedáneos con promesas curativas y embellecedoras como si se tratase del bálsamo de Fierabrás . Aquí podemos ver unos impagables ejemplos de cómo envenenaban al consumidor llano de a pie con productos milagrosos que mejorarían con toda garantía del radio su calidad de vida.

Aquí tenemos el "Radithor", que bajo el eslogan de “fuente de luz eterna” aseguraban la curación del cáncer entre otros disparates. El lumbreras que lo inventó, ingería tres botellines diarios hasta que su mandíbula comenzó a desmontarse a trozos. Nos imaginamos que su composición basada en agua destilada con radio tuvo que contribuir en algo. Murió a los dos años, pero antes ya había envenenado a miles de insensatos.

Este es muy bueno. Se trataba de la versión antigua del Magnetizer donde te invitaban a vertir seis litros de agua en una jarra radiada durante toda la noche para disponer de una deliciosa y saludable agüita para toda la familia al día siguiente. Este invento hoy en día no se notaría demasiado dado la calidad de lo que sale del grifo de casa.

Para tener una sonrisa radiante, nada mejor que esta infalible pasta de dientes fabricada durante la segunda guerra mundial que nos advertía en el dorso que “la radioactividad favorecen las defensas de las encías y dientes”. Por desgracia por aquel entonces Shane MacGowan aun no había aprendido a leer.

Este artilugio que veis en la fotico es el “Radioendocrinator” (uffff!) y fue creado por unos laboratorios endocrinos estadounidenses para favorecer la salud y funcionamiento del escroto. (Qué palabreja más desagradable, joer) . ¿Alguno adivina dónde había que colocárselo durante la noche? Ni Mengele se atrevió a tanto.

Para acabar tenemos el posible causante de la peculiaridad facial de nuestra gran duquesa de Alba. Se trata de una crema cosmética para la jeta compuesta por beneficiosos y reafirmantes isótopos de radio y torio que nos harían rejuvenecer milagrosamente hasta parecer la bota de un beduino. Aquí abajo podemos disfrutar de su atractico cartel publicitario.

Como podéis comprobar los tiempos han cambiado y ahora nos envenenan con pleno conocimiento de causa y no nos alarmamos. Es más, pensar en la de horas de TV que engulle el populacho a diario y los anuncios de teletienda que emiten a ciertas horas de la noche. Luego están los móviles, pero eso es otra historia……

Supersonic-Man