jueves, 3 de marzo de 2011

EN VIVO Y EN DIRECTO

El otro día divagué sobre los Grandes Éxitos, esa gran excusa para comprar….para apuntarse a esto de la música que no es moda ni nada, pero da juego. Ahora le toca el turno a otro de esos pretextos para que nos encasqueten un disco o para completar nuestra incompleta discografía. Se trata de los discos en directo o LIVES. ¿Paréntesis creativo? ¿Estrategia discográfica? ¿Eres bajito? Todo grupo que se tercie, está obligado a tener su Live in the 5º Pino o Live in localucho entrañable y como bien sabes, se trata de escuchar un fervoroso concierto desde la chaise-longe de tu casa, agarrado al volante de tu coche o en un birrioso mp3 mientras controlas los asientos vacios en el vagón del metro. Por su puesto que los temas que recitan son los mismos que en los Grandes Éxitos que te pillaste las navidades pasadas, con la sorprendente excepción de que el algunos estribillos son desgañitados a pulmón desgarrado por el público asistente, para causar el efecto piel de gallina o yo también sé inglés.
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En lo que a mi opinión respecta, que es el motivo de todo esto, no puedo negar todos esos discos en directo que se han ido colando en mi discografía, pero sí que puedo dudar sobre la cantidad de veces que recurro a ellos. Ni que decir, que escucharlos, se convierte en una tibia expresión de lo que representa asistir a un recinto sudoroso, repleto de una consanguinidad transitoria y dispuesto a reventarte los tímpanos y beber cerveza aguada a precio de caviar iraní. Esto ya lo doy por lección estudiada y aprobada. Pero cada vez que desempolvo alguno, suelo quedarme con la tonta sensación como cuando pruebo la cerveza sin alcohol o cato una paella cocinada en un microondas. Algún psicólogo avispado me soltaría que estos presuntos prejuicios, son ecos de mi subconsciente de pubertad, cuando los directos que nos llegaban eran cintas de cassette regrabadas 14 veces por algún primo de alguien que no conoces que se llevó el walkman escondido en la pelliza de cuero.

O esos vinilos piratones que se escuchaban como si se hubiese grabado desde las letrinas del local. O tal vez no haya conseguido borrar el trauma que me llevó a insistir adivinar dónde se oía un disparo de un japonés suicida en el Live in Japan de Deep Purple (es cierta la leyenda).
Hay artistas que suenan cojonudos en formato álbum de estudio y hay otros que una vez que los mamas en directo, ya no consigues disfrutar de sus discos como antes, en el buen sentido de que en directo y en cuerpo presente son verdaderas maravillas irremplazables por ninguna otra experiencia. Otra cosa es que seas bajito o imperdonablemente perezoso, ahí ya no me meto.
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Tres conciertos para no volver a escuchar ningún disco más de ellos.
Masada y sus variaciones. (De hecho son casi los únicos directos que escucho)
Einstürzenden Neubauten. (Próximamente en el Primavera Sound, extraterrestres)
The EX. (cuando los veas por primera vez, te desharás de sus discos, sólo para poder comprarlos otra vez)
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Y cómo no este video que todos estabais esperando.



Supersonic-Man

1 comentario:

hollín dijo...

¡esta gente se llamaba Opus? qué fuerte, qué pintas ;)