lunes, 1 de junio de 2009

¡UPS! ¡YO NO HE SIDO!


Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, antes de conocer el Sexo, las Drogas, y el Rock'n'Roll, antes de conocer el cansancio y el desaliento, hubo un tiempo en que fuí plenamente feliz, antes de que las Fuerzas del Mal irrumpieran en mi vida.
De aquella época echo de menos las pistolas de petardos y el olor de los plastidecores, la ausencia del Tiempo, la despreocupación, y ese misterio épico que envolvía cada ínfimo descubrimiento...eran días de pillismo aventurero y sonrisas perennes.
Entre la lectura matutina del Don Miki y la exploración antártica de la habitación de mis padres (después de la merienda, claro) se concatenaban de forma natural las proezas heroicas, los dramas, los sustos, y claro está, las risas.Hasta que caía la noche (¡maravillosa noche repleta de promesas!) e intentaba comprender el impenetrable idioma farfullado por los barbudos tertulianos de La Clave, todo esto mientras desarrollaba las necesarias técnicas de evasión en caso de invasión zombie, o similar.
Ahora que me he de enfrentar a diario con gente cuya maldad haría temblar las rodillas de Darth Vader y cuyo cinismo asustaría a un anonadado Kafka, echo de menos la bondad gratuita y la capacidad de olvidar.En fín, echo de menos esos días en que cualquier experimento químico fallido se podía solucionar con un ¡Ups! ¡Yo no he sido!





Tío Einar

7 comentarios:

hollín dijo...

oh sí, esos tiempos en los que los árboles eran grandes palacios de varias plantas y las acequias temibles ríos de aguas bravas, atravesados con el único y veraniego equipamiento que suponían las sandalias de goma! Qué aventuras! Deliciosos pasteles de barro y bolsas llenas de moras...

Supersonic-Man dijo...
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Supersonic-Man dijo...

¿Y las gasolineras? Recuerdo que abría la ventanilla para que el irresistible aroma de la gasolina(super) entrase en el Simca 1200 de mi padre, mientras quedaba hipnotizado por una bola de goma sumergida en combustible que giraba e indicaba el paso de la gasolina. Un voluntarioso empleado limpiaba las lunas del coche y revisaba el nivel de aceite, normal, mi padre era una persona importante y a respetar, siempre llevaba corbata.
Ayer observé los ojos de un niño de dos años mirando como su papa se pringaba las manos con un surtidor y hacía correr unos dígitos que indicaban euros y litros, fue cuando recordé todo esto que estoy escribiendo. Hoy abro Fanzinosis y me encuentro esta fantástica entrada. Gracias Tio Einar.

papish dijo...

Vaya!!! supongo que estamos de alguna manera todos conectados, según Jung si, y según este blog tambien jejeje, pero no deja de ser sorprendente que después de tener que aguantar a los necios que tengo a mi alrededor, gente egoísta, prepotente, envidiosa y que rozan la perversidad, me meta por aqui para evadirme y escapar de tanta putrefacción y lea esta entrada y me haga recordar que tengo que estar por encima de toda esa mierda y de no perder la perfecta mirada de un niño, (sin dejar de intentar ser un adulto).
Espero no acabar como John Kennedy Toole, jajajaja.

Gracias Tito Einar!!!

Tío Einar dijo...

Esas gasolineras, con sus cassettes de Arevalo y sus ambientadores de pino...

papish dijo...

AH!! me refería en el comentario de antes, a algunos trepas que tengo que aguantar en el curro, no a toda la gente que tengo alrededor, sino me haría ermitaño...

hollín dijo...

sí, los compañeros de trabajo ... creo que esa fauna puede constituir una de las peores cosas por las que hay que pasar en la vida adulta. ¿Cuando erais niños no pensabais que el mundo de los adultos debía de ser ordenado? Yo sí, y también pensaba que los mayores ya no se portaban mal, que ya no te quitaban los juguetes y que había justicia. Tierna ignorancia infantil ...