THE SONS of the LEE MARVIN

Hace mucho tiempo, cuando Fanzinosis se cocía en nuestra imaginación antes de que pasase al papel -por que existió Fanzinosis en papel y tinta- aun se guarda un ejemplar como símbolo y patrón. Pues eso, a lo que iba, todo este intercambio cultural que intentamos mimar diariamente, tenía lugar en un castizo bar gallego en el epicentro musical de BCN, que es la calle tallers y periferias. En una eternamente reservada mesa redonda, se formaban incontables columnas de cedeses dispuestos a ser devorados y transferidos de forma compulsiva y a manera del actual intercambio de archivos on-line, pero en físico. De hecho, esta constructiva costumbre la hemos enfocado de alguna manera en este Blog. Las circunstancias cambian, pero la pasión continúa. Lo siento, regreso al particular tema que hoy intento hacer llegar. Un día cualquiera, en un acto de confesión interna, entre cerveza y copichuela de vino, brotó un tema un tanto atípico en cuanto a nuestros gustos de cine e intérpretes se refiere. Se trataba de nuestro oculto e individual admiración-respeto-culto a Lee Marvin. La particularidad de la coincidencia engrandeció el magnetismo de su figura, y desde ese día nos autoproclamamos hijos adoptivos de Lee Marvin. No hablábamos de sus limitadas dotes interpretativas, ni de su irregular curriculum de películas protagonizadas o no, se trataba de sus formas, de sus MANERAS. Tal vez demasiado abducidos por su maravilloso personaje de Ben Runsom en "Paint Your Wagon" -1969-("La Leyenda de la Ciudad sin Nombre") adorado wester musical del que hablaremos en otro momento. El nacido bajo el signo de una estrella errante, se convirtió en nuestro mentor y profeta, maestro y padre adoptivo, cosa que posiblemente no fue muy comprendido por parte de los asiduos a estas entrañables reuniones de sábado por la tarde. Un día leyendo una entrevista que le hacían a Tom Waits, el entrevistador le preguntó por una mini sociedad secreta de adoradores de Lee Marvin, el tío Tom se puso defensivo y esquivó la singular pregunta y todo se quedó ahí. Enseguida nos pusimos ha investigar sobre el acontecimiento y llegamos a este simpático descubrimiento. Nombres de artistas que admirábamos en sus distintas facetas artísticas como Jim Jarmusch y Mickey Rourke (lo de Mickey es otro tema a desarrollar) aparecían como integrantes de una secta que se autollamaban The Sons of the Lee Marvin y su inofensivo y altruista cometido, se simplifica a un inexplicable magnetismos hacia su irremplazable persona o personaje, nos da igual. ¿Alguno sabe de lo qué estoy hablando? Muéstrate socio.
Desde entonces no me atrevo a escribir en el buscador de google delicadezas como: Sexo anal con cocodrilos albinos ciegos o Cómo seducir a una cebra. Hay coincidencias felices y hay casualidades inquietantes. No estamos solos.

I Was Born Under a Wandering Star


Supersonic-Man