GUILLERMO DEL TORO

Hablar de Guillermo del Toro me supone un difícil ejercicio de auto moderación e idolatrismo contenido que roza una incondicionalidad empalagosa y puede que hasta sospechosa. Por lo tanto intentaré daros pistas para poder acercaros a su enorme figura y su enorme corazón. Si no habéis asistido a ninguna Clase Magistral que suele hacer en Festivales de Cine, siempre podéis utilizar los audiocomentarios de sus películas editadas en DVD. Esta opción no suelo utilizarla normalmente, ya que sus contenidos suelen ser muy técnicos y la mayoría bastante aburridos, pero narradas por Del Toro el transcurso del audiocomentario se convierte en un cuento donde los siniestros engranajes de la industria del cine y hasta los más fugaces y brillantes detalles de sus películas, fluyen por el metraje con una sabiduría legible y una pasión contagiosa que nos acerca a sus intencionados personajes y a la inevitable complicidad de sus fábulas.
Recomiendo especialmente los de El Laberinto del Fauno y Cronos.
Recuerdo una de las incontables anécdotas que contaba en Sitges, donde explicaba que su pasión por los efectos especiales le vino al observar en una manifestación mientras él era golpeado con una cadena de moto en los riñones, como a un compañero suyo le estrellaban insistentemente una botella de vidrio en la cabeza y esta nunca se rompía.
¿Fábula? ¿Verdad? ¿Ambas? Da igual, lo cuenta Guillermo del Toro.
Otra forma de acercarse un poco más, es esta:

Supersonic-Man