En una fría mañana de diciembre un piano solitario aparece abandonado en una acera de Nueva York. Es entonces cuando el cineasta Anthony Sherin desde su ventana se fija en él. Durante las próximas 24 horas observa como los transeúntes se detienen junto al instrumento y lo rozan haciéndolo sonar. Una melodía que es apagada por el ruido de los coches, camiones y sirenas de Broadway. Con las imágenes resultantes crea un poético corto documental que narra las interacciones de los transeúntes mientras el piano espera su destino.
3 comentarios:
Muy chulo :)
Hace un año o así dejaron un piano (muy parecido por cierto) en las Ramblas con la misma intención...
Oooh, qué triste final para un precioso piano
Para un final asi mas le hubiese valido regalarselo a alguien quien le hubiese dado buen uso.
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