ESO ES COMO TODO

La noche se alarga, la tertulia fluye y caen todos los palos de conversación entre bravuconadas y bravatas. Se intenta esquivar temas de carácter deportivo y televisión, así queda más margen para criticar al que no ha podido venir, salvador de incontables tertulias y alguna conciencia roñosa. Yo que nunca o casi nunca hablo de trabajo, intento colar una anécdota laboral a lo peor no muy acertada, pero perdonable entre más de medio litro de cerveza. Uno de los interlocutores, aparentemente interesado y con la mirada acigalada sentencia mi discursillo soltando una escurridiza respuesta y dice aquello de -ESO ES COMO TODO-. No puedo creer lo que he escuchado. Intento integrarme en la superficialidad de las conversaciones que se cruzan e intento olvidar lo sucedido. Esta vez le toca al que intenta dirigir la conversación hacia el precio de las entradas de conciertos, a sabiendas de que el tema es un buen reclamo para arrinconar esas críticas a los ausentes .Y una vez más un- ESO ES COMO TODO- sirve comodín para coger el testigo del hilo coloquial a unos de los tertulianos. Entonces me acuerdo del grandioso David Lynch y una secuencia de “Mulholland Drive” que nunca olvidaré.

En ella un Cowboy de aspecto espectral, le suelta ciertas consignas al protagonista y este aturdido por la lynchiana situación, asiente ante una frase enigmática. El Vaquero con semblante impertérrito le pregunta ¿QUÉ HE DICHO? ante el temor de no haber sido escuchado.

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Atención al minuto 1:52



¿Cabreado? Pues claro, no hay nada más humillante que no sentirse escuchado o atendido, casi tan terrible como cuando consigues dibujar tu mejor sonrisa para pedir en la barra atestada de algún local un Yintoni y empiezas a creer en la invisibilidad. Pero nada tan denigrante como que te suelten un ESO ES COMO TODO.
¿ESO? ¿El qué ESO? ¿Cómo TODO? ¿En qué parte del TODO y hasta donde precisa el TODO? ¿Cuáles son los límites del TODO? Por favor que alguien me explique qué es ESO ES COMO TODO. Habita entre nuestras conversaciones, coloquios y critiqueos varios y no siempre los detectamos a tiempo, si alguno lo utiliza más de dos veces en menos de 5 minutos es el momento de soltarle aquello de A VER, ¿QUÉ HE DICHO? Una vez más, la sutileza de Lynch se introduce en nuestra realidad más cotidiana y costumbrista.
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¿Qué sabemos del -ESO ES COMO TODO-?
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Sabemos que se introduce como comodín o eslabón para derivar la conversación o darle continuidad, nunca énfasis, no lo olvidemos, aunque en su versión más cruel y dependiendo del receptor, puede ser un signo evidente de que le importa un carajo lo que decimos o no te ha seguido en los segundos finales.
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¿Qué es lo que no sabemos?

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Desconocemos su procedencia, así el cómo consigue introducirse en nuestro léxico oral sin que el locutor lo perciba. Incluso el receptor no es capaz de notar su insistente presencia. Su aparente inocuidad es relativamente proporcional a la perspicacia del individuo que la persigue, ya bien por afición o por miedo a no ser escuchado.
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¿Cómo podemos combatirlo?

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Aún no lo sabéis, pues con un contundente y firme - ¿QUÉ HE DICHO? -
Porque…….¿sabéis de lo que estoy hablando, no?

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"La actitud de un hombre conduce de muchas formas al modo en que será su vida"

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Supersonic-Man