jueves, 12 de mayo de 2011

LIBROS FORRADOS

Soy lector algo compulsivo, creo alguna vez lo he dicho. Una muestra de ello es que soy incapaz de salir de casa sin algo de lectura que me acompañe. Nunca se sabe si voy a disponer de algunos segundos que invertir en ella. Así que si bajo a comprar pan, jamás lo hago en solitario, sino con letras bajo el brazo por temor al horror vacui que me produciría una posible espera sin nada que leer. Y no precisamente un libro. Llevar un libro al lado hace que algunas personas busquen, queriendo o sin querer, saber qué es lo que leo. Recuerdo hace mucho tiempo, por ejemplo, cómo me miraban algunas personas en el metro cuando andaba enfrascado con El Sueño de Hierro de Norman Spinrad, obra que me zampé cuando me chivaron su paralelismo con la peli genial película de "Starship Troopers". Una lectura peligrosa y con portada ilustre, a tenor de sus caras, me convertía en un tipo peligroso. Una opción para salvaguardarme de esas sospechas sería forrar mis lecturas, pero tengo que admitir que en realidad a veces me gusta ser sospechoso. Hay que reconocer que leer está bien visto, y si es un libro mucho mejor, a dónde vas a parar, un tebeo y una revista ya baja el escalafón de aceptación, pero nadie forra los tebeos ni las revistas del corazón.Y entonces -y ya me empiezo a zambullir en aguas turbias- es cuando uno puede pensar que el libro se tapa porque nunca está a la altura del acto de LEER porque lo que se lee nunca está a la altura del lector. Creo que lo he dicho bien o medio entendible.

Está claro que los transportes públicos cuentan con la buena reputación en lo que medioambiental se refiere y estimula la lectura en sus trayectos. También la potencia si tuvieras un chofer particular, pero al parecer la lectura tiene más valor si se viaja a precios populares. Esos libros con portada común esconden lo que somos, aunque revelan lo que es políticamente correcto y recomendable, hacer que lees. Pero una vez más la tecnología nos hace semejantes a todo el populacho, y para eso ya llegó el libro electrónico, artefacto ideal que nos permite discreción en nuestra lectura sin necesidad de forrarlo con papel de embalar o algo peor, eso sí, no dudéis que el interés de quien os rodea se volcará en qué modelo de Ebook utilizáis y si se trata de la versión más moderna y actualizada,y no en lo que estáis leyendo. El libro forrado definitivo, sin duda.

Guia práctica e ilustre de libros para no forrar.

Supersonic-Man

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