El señor de las brasas bajó de la montaña para hacernos la comida. Tal vez no sepa de cocina y seguro que no entiende de
desconstruir una espuma de carabineros tuertos, pero conoce el secreto del fuego. Paciencia , tradición y sabiduría lo convierten en un ser casi místico. Los espetones sabían quién era y se dejaron torturar por las ascuas, justo donde el fuego muere y el humo asoma. Más de 200 comensales comieron a la vez. El señor de las brasas regresó a la montaña.
Día del Hierro - Urdax
Supersonic-Man
2 comentarios:
Estos arcanos rituales no por atávicos son menos placenteros...
Me está entrando jambre... arf arf
Sata
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