Vamos a hablar de moda. Creo recordar y hasta puedo confirmar, que aquí no se ha tocado este tema todavía. Cosa extraña, tratándose de una ilustre caterva titulada en
enteraismo y matriculados en varias disciplinas de listillos. Para los que conozcan a los componentes de esta caterva, sabrán que somos gente sencilla y discreta en cuanto ropajes y vestimentas, salvo algún ataque de locura y costumbrismo obsesivo, que nos podrían conducir al entrañable recuerdo de una indestructible camiseta de
Jane,s Adiction, prenda que lució
Sergi hasta la extenuación de nuestros ojos y que él defendía que pertenecía a un privilegiado concierto (el mejor del mundo) que por supuesto no asistimos nosotros. Más intrépido fue nuestro querido
Tío Einar. El día que adquirió unos singulares zapatos de gánster camorrero, no dudamos en cotizarlos como los auténticos zapatos de
Charlie Rivel. Todo envidia
Tío Einar, sabes de sobra que a mí sí que me gustaban, pero el chiste era demasiado bueno como para ignorarlo. Puestos a perder amistades o sentenciar el poco respeto que se me brinda, no sería justo hablar de moda fanzinerosa sin mencionar las camisetas a rayas de nuestro querido
Beta. Nunca una moda ha durado tanto. Nunca una testarudez ha sido tan consentida. Nunca unas rayas han sido tan legales y molonas. Gracias
Beta.
No me explayaré sobre una fetichista gorra de
Ministry o ciertas
adquisiciones conquistadas con mucho sacrificio y todo hay que decirlo, un gusto embriagador.
Antes de proseguir con el post, quiero dejar claro que lo único que pido a la ropa, es que su tejido sea noble, exenta de acrílicos y que no me dé más calor del necesario. Que se acondicionen a mi singular morfología, y sobre todo, sobre todo, libre de etiquetas cobardes que conviertan el estreno de una camiseta, en un verdadero infierno. En mi armario puedes encontrar un montón de camisetas, todas con el mismo corte y del mismo tamaño, con una inevitable tendencia al negro y haciendo alusión a conciertos a los que no han asistido miembros de la caterva (punto importante, enfermizo, pero importante) algunos pantalones casi idénticos y por supuesto, ropa interior.
No digo que la moda sea necesaria o innecesaria, que sea o no importante, simplemente no me importa y trato de no criticar sus tendencias.
Ahora bien, la última colección de
Prada para caballeros que he descubierto en su
entrada original y que describen como
steampunk, es la cosa más brutal que he visto y que me hace reconsiderar cada una de las aseveraciones que acabo de expresar.
Si hubiese nacido en la época victoriana, ya sé en qué me hubiese gastado la nómina
Supersonic-Man