La vuelta al trabajo es dura, es un tema recurrente en los telediarios carentes de noticias, y me imagino que un sesudo estudio para licenciados en poner nombres y respuestas a cosas tan básicas como
“trabajar no es bueno” o
“odio la arena de la playa en mis calcetines “. Realmente yo creo que el que tiene el problema no es que vuelve al trabajo, si no el que no se ha ido por que no puede o porque no le da la gana. El caso es que lo que más me sorprendió, fue que tras 22 días sin asomarme a una banda ancha, sin acercarme a un ordenador o algún medio conectable a virtualidades varias, pude comprobar que no me apetecía lo más mínimo sentarme delante de la dichosa pantallita y revolver por ahí, que es lo que me ocupa el resto del año. Total, que dos disgustos el mismo día (y qué día) no puede ser y como lo de la depresión post vacacional a mi jefe le da mucha risa, pues me concedí una semanita más de vacaciones sin interneses . Al final, por aquello de entrar en el engranaje institucionalizado de cada día, pues ya no me parece tan tedioso como la semana pasada y si nadie lo remedia, os seguiré dando la brasa con todo aquello que sea más interesante que echar una siesta, aunque una siestecita
sofalera mecida por la nana de alguien fregando los platos tras una comilona, os puedo asegurar que puede ser mucho más vibrante que leer este blog.
Justificado en parte la ralentización del blog durante estos días, paso a dejaros algunos flases de mi ruta enóloga por la Rioja , donde no pienso desvelar cuántos hectolitros de vinacha me he bebido, ya que posiblemente no lo recuerde, así que si andáis pensando en rutearos la
Nacional 232, yo de vosotros dejaría unas semanas para que se recuperen las viñas. Pero si lo que queréis es ser parte de ese turismo chusco e ingenuo que ilumina el cutrerío turístico , aquí os dejo con
'El Racimo Tren', una mezcla entre vehículo rociero y premio del '123', dispuesto a que el único bochorno que pases, no sea el sol traidor que abrasa tu crisma. El pueblo de
Laguardia precioso como las tres últimas veces que he estado.
Mi pasión por lo viejuno me condujo hasta la ruta de
Cidacos , donde muy cerca del pueblo de
Enciso podemos encontrar icnitas, o sea, huellas auténticas de dinosaurios y otras bestias de aquellos tiempos perfectamente marcadas en roca solidificada. En unas de las sendas que te conducen a dichos hallazgos, pude comprobar que hay algo más humillante que ser borrado de la faz de la tierra por una edad de hielo o un meteorito justiciero. Ellos sólo nos habrían masticado un poco, nosotros siempre vamos más allá.
Hablando de pueblos, reptiles y bochornos, recordad llevaros siempre vuestra música a cuesta, ya que los festejos patrios y la ingesta de alcoholes caseros, puede que distorsionen todo lo predicado en este blog y acabemos bailando el 'Livin'On a Prayer' de Bon Jovi con la orquesta Anaconda.
Dos orquestas en una y para toda la familia.
Supersonic-Man
